Secuenciaron el genoma de 27 perros, incluidos fragmentos de esqueletos de hace 11.000 años. Mucho antes de la domesticación de otras especies animales, había al menos cinco razas de perros con distintos orígenes genéticos.
Gran parte de las distintas especies de perros ya existía hacia el fin del último período glacial, hace unos 11.000 años, según reveló un estudio que analizó su ADN y fue publicado en la revista Science.
El estudio efectuado por investigadores del Instituto Francis Crick de Londres secuenció el genoma de 27 perros, incluidos fragmentos de esqueletos de hace 11.000 años.
Algunos de esos animales habitaban en Europa, Oriente Medio y Siberia, según informó la agencia AFP.
Mucho antes de la domesticación de otras especies animales, había al menos cinco razas de perros con distintos orígenes genéticos.
“Algunas de las diferencias que se puede apreciar cuando uno ve perros en la calle provienen del período glacial”, dice el genetista Pontus Skoglund, uno de los autores principales del estudio.
“Al final de este período, los perros ya estaban muy dispersos por el hemisferio norte”, remarcó.
Los perros son descendientes de lobos, pero aún no se determinó sobre la fecha exacta de esta evolución (que ocurrió hace entre 25.000 y 40.000 años).
Este nuevo estudio confirma la idea de que hay “un solo origen” de la evolución de lobo a perro.
Por lo tanto, todos los perros probablemente tienen un origen común, “una especie de lobo antigua y no extinta”.
Los datos de ADN extraídos de los huesos de los animales permiten, en particular, determinar que los perros europeos de hace unos 4.000 años eran muy diferentes entre sí, pero que esta diversidad se ha perdido con el tiempo.
“Aunque los perros europeos de hoy tienen varias formas y tamaños, genéticamente provienen de un subconjunto cuya diversidad es mucho más limitada que la que existía anteriormente”, explica otro autor del estudio, Anders Bergstrom.
El estudio refiere que los perros pueden haber evolucionado de la misma manera que los humanos.
Estos últimos poseen más copias de un gen que crea una enzima digestiva llamada amilasa salival que los chimpancés, por ejemplo.
Asimismo, los perros tienen más copias de este gen que los lobos, una tendencia que se acentuó a medida que su dieta se fue adaptando a la vida en la granja.
“Comprender la historia de los perros nos permite comprender no solo la de ellos, sino también la nuestra”, dice Bergstrom.