Oscar Poltronieri, Cruz al Heroico Valor en Combate, estuvo en Concepción del Uruguay

0
100

En mayo de 1982, Oscar Poltronieri disparó contra más de 600 ingleses desde el Monte Dos Hermanas en las Islas Malvinas para proteger a sus compañeros, que eran más de 150 soldados argentinos. “Váyanse ustedes que tienen familia, yo no tengo a nadie”, les dijo el ex Combatiente. Por su acto de valentía, recibió la Cruz al Heroico Valor en Combate, única persona en obtenerla en el país.

No es la primera vez que el soldado viene a Concepción del Uruguay, esta vez lo hizo en motivo de visitar dos amigos que tiene en la ciudad y en consecuencia brindo una charla sobre la guerra de Malvinas, de la cual mañana se cumplen 41 años. La Prensa Federal estuvo presente.

En diálogo con La Prensa Federal, Oscar contó cómo fue su viaje a las Islas Malvinas “Soy soldado clase 62, estuve en el regimiento militar 6 de Mercedes de la provincia de Buenos Aires. Viajé el 12 de abril, yo estaba para irme a mi casa y nos cargaron en los camiones y nos llevaron a Malvinas, nosotros no sabíamos que íbamos ahí, nos enteramos cuando faltaban 15 minutos para que aterrice el avión”.

La llegada a Malvinas

A su vez, agregó: “Llegamos el 13 de abril a Malvinas, viajamos en el Tango 04, le habían sacado los asientos. Cuando habló el comandante arriba del avión, nos trató de hijos y nos decía que todo lo que aprendimos durante el año teníamos que desarrollarlo en el campo de combate, estando a punto de aterrizar en Malvinas”.

“Algunos lloraban, otros no, ¿Qué íbamos hacer? ya estábamos ahí. Cuando llegamos al aeropuerto nos hicieron bajar por unos toboganes inflables porque decían que estaban los enemigos, y en realidad estaban los nuestros. Pasamos la noche en el aeropuerto y al otro día pasamos para el otro lado del pueblo. Al llegar, buscaron 12 chicos para que usen las ametralladoras y los subieron a un helicóptero, estuvieron ahí 5 días haciendo pruebas, donde los largaban a la altura de los palos de luz, y si, por ejemplo, los argentinos estaban tirándose con los ingleses, a ellos los metían ahí en el medio. Igualmente, eso no sucedió, eran estrategias”, añadió Poltronieri.

Asimismo, comentó lo que tenían que hacer en el campo de batalla: “Cuando caías en el campo, tenías que arrastrarte 5 metros para un lado o 10 para el otro. El punto de reunión por cualquier cosa era la calle o una tranquera, ahí teníamos que esperar a los helicópteros que nos pasaban a buscar. No había radio, no había nada, vos veías que el helicóptero venía y tenías que ir a la calle embalado y te cargaban arriba con el armamento y no sabías dónde te iban a largar”.

Poltronieri detalló como estaban ubicados: “Estuvimos en el pie del Cerro Dos Hermanas, arriba nuestro estaba el Regimiento 4 de Corrientes y al costado estaba el Regimiento 7 de La Plata, el 1 de Patricios y el Regimiento 3 estaba enfrente nuestro, era como un Valle”.

Por otro lado, habló sobre la administración de la comida: “Nos dieron una ración que era para 5 días, y ya no teníamos más comida, porque el terreno no era para que anden vehículos pesados, no podían andar camiones porque se rompían. Mi jefe me mandaba a carnear corderos porque soy del campo. Yo había hecho un corral, tenía 30 ovejas y mataba 3 por día. Las hacíamos vuelta y vuelta. A mis compañeros les hacía señas con un trapo blanco y bajaban a comer, después volvían a la posición”.

El primer ataque

Asimismo, añadió que “el 1ro de mayo nos llevaron a 5 soldados a una casa para bañarnos, estaba todo abierto, estábamos desvestidos y teníamos la ropa arriba de una bacha. Estábamos bañándonos y sentimos tiros, estaban los guardianes nuestros peleando con unos ingleses. Escuchábamos que gritaban ‘Viva la Patria’, pero la bala volvió y le dio al piloto del avión que cayó al agua. El techo de las duchas quedó como un colador. Cuando se hizo un silencio total manoteamos la ropa y salimos corriendo, nos fuimos cambiando en el camino. Estábamos a 15 kilómetros del pueblo, cuando llegamos estaba el padre Fernández dando una misa”.

“Los soldados y los jefes éramos todos uno, cuando venía alguien de afuera le decíamos jefe, pero sino éramos todos uno”, sentenció con emoción.

Tuvo la valentía de poder encontrar una radio y conectarla, “Le saque la radio a un jeep que había quedado ahí y la instalé en la oficina de un Teniente, sintonizamos solo una emisora, Radio Uruguay y escuchamos cuando el Papa Juan Pablo II vino a la Argentina para pedir la paz por el conflicto en Malvinas, a veces escuchábamos el Mundial también”.

 

Su prima y su compañero de carpa, el amor en la Guerra

También recordó algo insólito que le sucedió en la Guerra: “Compartía la carpa con un compañero que tenía la foto de su esposa sobre la almohada, se llamaba Blanca, y yo tenía una prima que se llamaba igual, encima estaba casada con un militar, pero no lo conocía”. Y continuó: “un día mi compañero me dijo que nos fuéramos del lugar, y en ese momento se escuchó el ruido de un misil, ahí mi compañero me agarró de los borcegos y me arrastró 10 metros. El misil cayó en la carpa y la destruyó. Tiempo después me enteré que Blanca, mi prima, era la esposa de mi compañero de carpa”.

El día que observó que serían atacados: “Yo le pedía a mi jefe que me preste los binoculares y yo nunca los había manejado, entonces en vez de mirar al frente miraba para cualquier lado. Pero con los días fui aprendiendo, y  vi helicóptero tipo mosquito que no eran nuestro. Le hice ver a un subteniente y dijo: ‘Hoy no, mañana tampoco, en tres días los tenemos acá’”.

Y agregó: “Dicho y hecho. Los ingleses atacaron a los regimientos, primero al de La Plata, después al Monte Longdon, al de Corrientes y luego a nosotros. Le tiraron al Regimiento de Corrientes, pero cayó entre nosotros y le pegó a un compañero, le hicieron un torniquete y lo llevaron al hospital, pero murió al día siguiente”, lamentó.

La valentía de Poltronieri y su accionar

Oscar se sacrificó por sus compañeros: “En un momento, venían muchos ingleses y uno de nosotros tenía que quedarse a cubrir. Por eso les dije a mis compañeros, ‘vayan ustedes que tienen familia, yo no tengo a nadie’, y me dijeron ‘Poltro, mira que te van a matar’, no les hice caso y se fueron. Me movía entre 5 y 10 metros, de lado a lado para cubrir el área y no dejaba que el enemigo tire”, contó.

“Estuve haciendo un documental en ese lugar y todavía no caigo. Estaba con la adrenalina de todo el momento, porque si vos querés matar a una persona en frío, no lo haces. Si yo no hacía eso, nos mataban a nosotros. Estuve desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la mañana y después seguí en Monte Longdon”, recordó.

La vuelta al continente

“Cuando llegué al pueblo y vi una bandera blanca en el mástil lloraba de la bronca, porque por falta de comunicación no sabíamos que se habían rendido a las 10 de la mañana, fallecieron varios compañeros por falta de comunicación, pero fueron todas circunstancias de la vida”, destacó.

Por último, habló de lo triste que fue el regreso a la Argentina: “en vez de tener una guerra tuvimos dos, la más dura fue al volver al continente. Cuando ibas a pedir trabajo a una fábrica no te daban porque te trataban de loco de la guerra, te pedían certificado de trabajo, vos presentabas el de veterano de guerra y era mala palabra. Hoy en día, a 41 años la mayoría se está jubilando, porque después de 25 años nos empezaron a dar trabajo en escuelas, en comisarías”.

Por su parte, Poltronieri trabaja en el Hospital Militar de Campo de Mayo, “pero trabajé en La Serenísima, en los trenes vendiendo calcomanías de Malvinas porque no nos daban laburo”.

“Somos héroes contemporáneos, ahora nos reconocen y tenemos monumentos. Cuando voy a Perito Moreno le pido a Silvia Barrera que me acompañe, ella fue la única mujer enfermera que bajó en Malvinas”, finalizó.

Oscar Ismael Poltronieri al finalizar la charla le envió saludos a todos los que estuvieron en la guerra de Malvinas, “somos hermanados por las circunstancias de la vida, todos estuvimos en el mismo lugar”.