El papa Francisco anunció 21 nuevos cardenales: hay un entrerriano en la lista

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El papa Francisco anunció este domingo la creación de 21 nuevos cardenales, de los cuales 18 son electores, es decir menores de 80 años y con derecho a voto en el próximo cónclave.
 

Entre ellos hay tres argentinos: el arzobispo de La Plata Víctor Manuel “Tucho” Fernández, flamante nuevo prefecto y guardián de la ortodoxia, de 60 años, a quien, por el cargo, se esperaba que le otorgara el birrete; el arzobispo de Córdoba, el jesuita Ángel Rossi, de 64; y al nonageranio fray capuchino Luis Pascual Dri, que a los 96 años sigue siendo confesor en el Santuario de Nuestra Señora de Pompeya, en Buenos Aires y a quien quiso premiar por “su servicio” a la Iglesia.

El entrerriano

El fray capuchino Luis Dri nació en el campo, en la provincia de Entre Ríos, en la localidad de Federación. A los cuatro años contó que quedó huérfano y desde los siete tuvo que empezar a trabajar. Tuvo nueve hermanos, todos religiosos menos uno. Uno de esos hermanos es el teólogo Rubén Dri.

Es el segundo cardenal entrerriano vivo. En 2007, Benedicto XVI hizo cardenal al entonces arzobispo de Paraná, Estanislao Esteban Karlic.

Un artículo de la agencia Télam recuerda que el fraile Dri es el sacerdote más querido y solicitado confesor, sobre todo por otros religiosos. Ese reconocimiento recorre el mundo. Hasta el Papa Francisco lo definió, en reiteradas oportunidades, como “modelo de confesor”, y en un encuentro con sacerdotes de Roma les regaló el libro: “No tengan miedo de perdonar. Sobre el Padre Luis Dri, el confesor del Papa” autoría de los periodistas Andrea Tornielli (director de la Dirección Editorial del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano) y el italo-argentino, Alver Metalli.

Vive en el Santuario Nuestra Señora del Rosario de Pompeya y casa de los frailes capuchinos.

Allí vive y confiesa hace décadas Luis Dri. En la pandemia del coronavirus había dejado los confesionarios ubicados dentro del santuario junto a la gasa con un poco de sangre del famoso Pio de Pietrelchina, el santo italiano de los estigmas. Dri atendía en un pasillo más abierto y le habían armado los laicos un escritorio con un panel transparente en el medio.

En tiempos de pandemia varios padres capuchinos se contagiaron. Entonces estaban todos aislados. Incluido Luis. Al año siguiente, a los 95 años de edad, varias internaciones impactaron a Dri, una de ellas con una operación. Su fortaleza espiritual lo levanta de la cama, en el sector de enfermería, que tienen los padres que usan el hábito del santo de los pobres y la naturaleza, Francisco de Asís.

El resto de cardenales

“Su proveniencia expresa la universalidad de la Iglesia que continúa anunciando el amor misericordioso de Dios a todos los hombres de la Tierra. La inserción de los nuevos cardenales en la diócesis de Roma, además, manifiesta el inseparable lazo entre la sede de Pedro y las Iglesias particulares difundidas en el mundo”, explicó, antes de pasar a enumerar a los nuevos integrantes del Colegio Cardenalicio.

Al margen de Fernández, de 60 años y el primer argentino que trae a Roma a un “ministerio” clave de la administración central de la Iglesia, el papa Francisco le entregará los atributos cardenalicios a otros dos miembros de la curia romana: al prefecto del Dicasterio para los Obispos, el arzobispo estadounidense Robert Prevost, de 67 años y al arzobispo italiano Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, de 67 años.

Además, a dos nuncios, es decir, embajadores del Vaticano: el arzobispo suizo Emil Paul Tscherrig, que fue nuncio en Buenos Aires y actualmente es nuncio ante Italia –el primero no italiano de la historia-, de 76 años; y el francés Christophe Pierre, nuncio en Estados Unidos, de 77.

Entre los pocos italianos de la tanda, el Papa decidió que fuera cardenal monseñor Pierbattista Pizzaballa, franciscano de 58 años a quien nombró en 2020 patriarca de Jerusalén y que desde hace años vive en Tierra Santa, una zona más que compleja del mundo.

Al margen del ya mencionado arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, a quien conoce bien porque fue su novicio en el Colegio Máximo, creador de la Fundación Manos Abiertas, que ayuda a las personas más pobres y vulnerables en diversos centros de asistencia de la Argentina, Francisco nombró a otro latinoamericano: monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, de 61 años.

Por otro lado, entre los europeos designó al monseñor polaco Grzegorz Rys, arzobispo de Łódź, de 59 años; a monseñor Américo Manuel ALves Agiar, obispo auxiliar de Lisboa; a monseñor François-Xavier Bustillo, obispo de Ajaccio, Córcega; y al recientemente nombrado arzobispo de Madrid, José Cobo Cano, de 57 años, cuyo predecesor, el cardenal Carlos Osoro Sierra cumplirá 79 años. Aunque muchos pensaron que haría lo mismo con el recientemente nombrado arzobispos de Buenos Aires (Jorge Ignacio Garcia Cuerva), como a su predecesor, el cardenal Mario Poli, de 75 años, aún le quedan varios como elector, decidió no hacerlo.

Otro español que recibirá el birrete y anillo cardenalicio será el reverendo Ángel Fernández Artime, rector mayor de los salesianos.

Sin ocultar su deseo de afianzar lazos con China –gigante con el cual el Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas pero con quien selló un controvertido acuerdo para designar obispos-, también le dará el birrete al arzobispo de Hong Kong, el jesuita Stephen Chow, de 63 años. Además, al malayo Sebastian Francis, obispo de Penang y desde 2017 presidente de la Conferencia de los obispos católicos de Malasia, Singapur y Brunei.

Como siempre el Papa, que plasmó en sus diez años de pontificado un colegio cardenalicio ya no eurocéntrico sino atento a las periferias del mundo, también sumó a tres prelados del continente africano: monseñor Stephen Brislin, arzobispo de Ciudad del Cabo, Sudáfrica; monseñor Stephen Ameyu Martin Mulla, arzobispo de Juba, Sudán del Sur, el país más joven del mundo, inmerso en una guerra civil, visitado este año por Francisco; y monseñor Protase Rugambwa, arzobispo coadjutor de Tabora, Tanzania.

Por haberse distinguido “por su servicio a la Iglesia”, el papa Francisco también nombró a tres prelados mayores de 80 años y, por lo tanto, sin derecho de participar en el eventual cónclave para elegir a su sucesor: el ya mencionado fray Luis Pascual Dri, confesor del Santuario de Nuestra Señora de Pompeya en Buenos Aires, de 96 años; el exnuncio italiano Agostino Marchetto, de 81 años y considerado por el Pontífice el más grande intérprete del Concilio Vaticano II; y el venezolano Diego Rafael Padrón Sánchez, arzobispo emérito de Cumaná, presidente en dos ocasiones consecutivas de la Conferencia Episcopal Venezolana.

“Recemos por los nuevos cardenales para que, confirmando su adhesión a Cristo, Sumo Sacerdote misericordioso y fiel, me ayuden en mi ministerio de obispo de Roma por el bien de todo el santo pueblo fiel de Dios”, pidió Jorge Bergoglio, de 86 años y que debió someterse a una cirugía abdominal el 7 de junio pasado, de la que parece haberse recuperado.

Antes del anuncio de hoy, el Colegio Cardenalicio tenía una total de 222 miembros, entre los cuales 121 electores (menores de 80 años con derecho a participar en un cónclave). Cuando tendrá lugar el consistorio, el 30 de septiembre próximo –en vísperas del sínodo sobre sinodalidad-, el número de electores habrá descendido a 119 porque dos electores (creados por Benedicto XVI) habrán alcanzado los ochenta años. Pero al sumarse los 18 cardenales electores anunciados hoy, el papa Francisco tendrá un total de 137 purpurados habilitados a participar de una eventual elección de su sucesor.

Fuente: Entre Ríos Ahora – La Nación