Advierten la situación “extrema y delicada” que atraviesan productores integrados de pollos

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Confederaciones Rurales Argentinas emitió un documento con impacto directo en el sector avícola, uno de los grandes motores económicos de la provincia de Entre Ríos.

La preocupación de la institución presidida por el entrerriano Jorge Chemes gira en torno a aquellos productores que reciben pollos recién nacidos y, dentro de sus propias instalaciones, los crían durante un período aproximado que va de 46 a 50 días, para obtener un animal de un peso promedio de unos 3 kilos.

Dentro de un proceso que -en total- contempla unos 72 días, el mayor período queda en manos del productor integrado a las firmas avícolas: es decir, alrededor del 70% del tiempo que lleva gestar un pollo y que llegue a las góndolas, pasa por su crianza.

Sin embargo, desde esta entidad plantean que el bajo precio que reciben por la cría de las aves, incide en un bajo nivel de inversiones y en una ecuación que pone en riesgo la continuidad de la actividad.

Fuerte comunicado de CRA

A continuación, El Entre Ríos reproduce el documento emitido por la organización patronal de productores rurales argentinos, titulado: “El productor integrado de pollos en una situación extrema y delicada”.

El productor integrado de pollos es el que recibe los pollos BB en el día de su nacimiento y, dentro de instalaciones propias, los cría durante aproximadamente 46 a 50 días, para obtener un pollo de un peso promedio de unos 3 kg, antes del nacimiento del pollo hay un proceso de incubación de 21 días que se realiza en establecimientos de la empresa integradora que son los que intervienen en los dos extremos de la producción del pollo para su consumo.

El otro tramo productivo en donde interviene la empresa integradora, es en el proceso final o de faena, tareas que implican un día de labor, hasta poder despachar el pollo para su consumo.

Todo el proceso tarda aproximadamente 72 días, de los cuales en la etapa que requiere mayores cuidados (crianza) está en manos del productor integrado. Este período implica el 70% de todo el tiempo empleado en el proceso de obtención del pollo de consumo.

Haciendo un análisis, se puede comentar que, en el período junio 2020 a junio 2021, el pollo vivo aumentó un 198%, mientras que el productor de Buenos Aires tuvo un incremento de un 47,96% y el de Entre Ríos un 35,71%.

En cuanto al insumo de mayor incidencia en los costos de producción, que es el alimento balanceado, cuyos componentes más importantes son un 60% de maíz y un 20% de soja, solamente representan un 27,73% del valor de venta del pollo vivo, destacando que siempre se manifiesta que es el componente de los costos que más encarece el valor final del pollo.

De acuerdo a la Comisión de Avicultura de CRA, para dar una explicación de por qué no se invierte en la renovación y/o ampliación de las instalaciones de cría, se lo debe atribuir directamente a que el productor constantemente es descapitalizado con el pago que se le otorga por la crianza de los pollos, los cuales en ciertas épocas del año (invierno) no alcanza para cubrir los costos de producción. Para la época invernal se gastan aproximadamente 0,3 lts. de gas por pollo, $12,56, más el sueldo de los empleados con cargas, es por pollo de $8,29, lo que sólo en estos dos ítems $20,85 (se recuerda que el precio por pollo cobrado es de $21), a estos costos hay que agregar los costos de combustibles, gastos administrativos y bancarios, energía eléctrica, repuestos para mantenimiento de instalaciones, mano de obra externa para efectuar estas reparaciones, mantenimiento de calles (materiales y máquinas) y gastos financieros.

El cobro se realiza a los 60 días de entregada la crianza, por lo que desde el momento que se produce el mayor gasto (el mayor consumo de gas se produce al principio de la crianza), hasta el momento que se recupera los mismos mediante cobro de crianza, pasan entre 90 a 110 días, que debe financiar el integrado en su mayor parte.

Después del pequeño detalle explicativo, se puede llegar a comprender, por qué, aunque haya líneas de créditos blandas ningún productor las toma, simplemente porque no las puede pagar.

Por otra parte, no existe ningún contrato formal entre partes, que hagan al cumplimiento de obligaciones por ambas (empresa y productor integrado), lo cual hace a la inestabilidad de la relación. La empresa puede decidir no entregarle pollos al retirar la última crianza, mientras que el productor al tomar un crédito se obliga a su devolución, independientemente de que crie o no pollos, por supuesto garantizando la devolución del mismo hipotecando su propiedad.

Se destaca que hace más de un año que fue presentado en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de Ley de integración, en la cual se establecían ciertas pautas a cumplir por ambas partes (Empresa y Productor Integrado), que le otorgaba ciertas seguridades al productor a fin de que pudiera tomar compromisos a futuro (solicitud de créditos). El diputado que tramitó la misma en primera instancia, cesó en su cargo a fines del año 2019.

El espíritu de la Ley de Integración tiene como fin último, definir para ambas partes, responsabilidades, incertidumbres, ganancias y también pérdidas, por las que pudiera estar atravesando la actividad en una situación coyuntural. Conclusión sería un incentivo para el desarrollo de la avicultura y no un freno.

Para tener una idea más acabada del porque la falta de inversiones, se debe comentar que la mayoría de los elementos empleados en la construcción de los galpones y su equipamiento interno, para cría de pollos parrilleros tienen su valoración en dólares, inclusive la chapa y el hierro empleado en la construcción de las estructuras, los cuales si tomamos el dólar oficial, tienen una inflación en ese tipo de cambio, paralela a la disparidad que va teniendo con el dólar extraoficial o comúnmente llamado dólar blue.

Es por todo esto, que sencillamente el productor integrado de pollos se encuentra en una situación extrema y delicada.

Avicultura, datos estadísticos oficiales

En la Argentina, la población avícola es de unos 139 millones de aves, de las cuales 71,3% corresponde a pollos de engorde, 27% a gallinas de postura, 1,6% a reproductores padres y abuelos de ambas líneas genéticas y el resto a producciones no industriales. Durante 2020, se registraron incrementos tanto para producción, consumo y exportación de carne aviar con respecto al año anterior.

La producción avícola es un sector paradigmático que genera más de 22 mil puestos de trabajo directos en Entre Ríos. La industria ha diversificado su oferta y ampliado los mercados, lo cual se aprecia en el incremento de las exportaciones y los destinos de las ventas externas, como en su profundización en el mercado interno.

La avicultura entrerriana tiene más de 6.500 galpones de crianza de pollos parrilleros, esto significa el 54% de las granjas del país, desde donde sale más del 60% de las exportaciones de carne aviar.

La zona avícola de carne tradicional incluye a los departamentos Uruguay, Colón, Gualeguaychú y Villaguay, donde se concentran el 80% de las granjas. En tanto, los departamentos Paraná, Diamante, Colón y Nogoyá abarcan la avicultura de postura de huevos.