Un estudio sobre el experimento afirma que sería la primera vez que este fenómeno se produce debido a la actividad humana.
Si todo va acorde a lo planificado, una nave espacial de la NASA, la misión de prueba de redireccionamiento de doble asteroide, o DART, chocará en septiembre de 2022 contra una roca espacial. La colisión liberará una energía equivalente a 3 toneladas de TNT.
El objetivo es tratar de modificar la órbita de la roca, una suerte de ensayo para ver si somos capaces de desviar la trayectoria de un asteroide que tenga un potencial impacto catastrófico sobre nuestro planeta.
Según un artículo publicado en The Planetary Science Journal, el impacto sobre este asteroide en 2022 podría producir la primera lluvia de meteoritos producida por la actividad human. Al analizar este fenómeno, los científicos podrían estudiar la composición de los asteroides cercanos a la Tierra. Pero esta nube de escombros también marcaría una pequeña ironía para una misión espacial que tiene como objetivo ayudar a proteger nuestro planeta.
Si esta pequeña lluvia de rocas espaciales llega a nuestro planeta, creará un peligro minúsculo para los satélites en órbita. Aunque el riesgo es mínimo, el autor del estudio afirmar que anticiparse a los efectos de estas operaciones podría establecer un modelo para futuras misiones espaciales para minimizar su efecto sobre la Tierra y sobre los bienes comunes del espacio a través de los cuales viaja.
La NASA piensa lanzar la nave espacial DART de casi 500 kilos en 2021. Su objetivo es Didymos, un par de asteroides cercanos a la Tierra que viajan juntos alrededor del sol. DART apunta al más pequeño de los dos, llamado cariñosamente Didymoon, que mide unos 163 metros de diámetro y orbita el asteroide más grande. Se espera que la fuerza del impacto cambie la órbita de Didymoon, actualmente de 11,92 horas, en unos 4 minutos.
Este cambio sería lo suficientemente grande como para que lo detecten los telescopios en la Tierra. Si tiene éxito, la misión podría ayudar a confirmar que la mejor defensa de la humanidad contra un asteroide errante es hacer que choque contra otra órbita lejos de la Tierra.
Didymos se acerca a nuestro planeta a un mínimo de 6,4 millones de kilómetros –o 16 veces la distancia de la Tierra a la Luna– aproximadamente cada 20 años. Su próximo paso cercano está programado para el 4 de octubre de 2022, a una distancia de unos 10,6 millones de kilómetros, justo después del impacto de DART el 30 de septiembre, facilitando las observaciones desde la Tierra.
Se espera que el impacto produzca entre 10.000 y 100.000 kilos de escombros de un centímetro de tamaño.
“Se desprenderá una buena cantidad de material”, dijo Paul Wiegert, autor del artículo y profesor de astronomía de la Universidad de Western Ontario.
La mayoría de los restos serán eyectados a menos de 3200 kilómetros por hora, y seguirán la órbita del asteroide, sin posibilidad de llegar a la Tierra durante miles de años. Si algunos de los restos superan los 21 mil kilómetros por hora, lo que dependerá de la estructura del asteroide y del ángulo de impacto, podría llegar a la Tierra entre 15 y 30 días.
La cantidad de material que podría llegar a la Tierra es modesta; Wiegert estima que tal vez sean unos pocos gramos, lo que resultaría en que “alrededor de 10” meteoros podrían ser visibles durante unos pocas noches. Pero eso podría ser suficiente para aprender más sobre la composición del asteroide a medida que los meteoros se desintegran.
“Cuando se queman, emiten algo de luz”, dijo Audrey Bouvier, una científica planetaria de la Universidad de Bayreuth en Alemania. Y analizando el espectro de esa luz, dice Bouvier, es posible “establecer qué elementos estaban presentes”.
La posibilidad de que cualquiera de estos desechos dañe los satélites de la Tierra es insignificante. Tom Statler, el científico del programa DART en la NASA, afirma que el análisis del equipo muestra que no hay “ningún peligro significativo de escombros”.
Pero por muy remotos que sean los riesgos de la misión DART, Wiegert y otros astrónomos sugieren que sentará un importante precedente.
Aaron Boley, un astrónomo planetario de la Universidad de Columbia Británica, señaló que esta sería la primera vez que la intervención humana sobre un asteroide arroje escombros que llegan a la Tierra.
“El espacio es grande, pero lo que hacemos en el espacio puede afectarnos”, dijo.
Boley sugiere que los cambios en la misión DART podrían evitar que los desechos lleguen a la Tierra en ese plazo de 15 a 30 días. Esto sentaría un precedente para futuras actividades de asteroides. Según los cálculos de Wiegert, si el impacto ocurre una ventana una semana antes o después del acercamiento más cercano del asteroide a la Tierra el 4 de octubre, ningún material cruzaría el camino del planeta tan rápidamente.
“Si lanzarlo dos semanas antes o dos semanas después no afecta la misión, entonces valdría la pena sentar el precedente”, dijo Boley.
Statler, sin embargo, dice que el momento del impacto “está determinado por la dinámica orbital y la comunicación con la Tierra”. La fecha de impacto prevista también permitirá a los observatorios en la Tierra tener una visibilidad óptima, por lo que no sería factible reprogramarla.
Si bien la DART no plantea ningún riesgo significativo, Wiegert dice que las futuras misiones de asteroides deberían tener en cuenta la cuestión de los desechos, de la misma manera que las misiones más cercanas a la Tierra necesitan planificar mejor la basura espacial que dejan en órbita.
“Esta es la primera de una potencial gran corriente de meteoroides que podríamos estar creando en el sistema solar, lo que podría convertirse en un problema”, completó.