Al momento de la adquisición del frigorífico por parte de Tres Arroyos, la planta contaba con más de 500 empleados. Sin embargo, hoy solo quedan 270 trabajadores activos, mientras que muchos debieron aceptar retiros voluntarios, enfrentar sueldos atrasados, vacaciones pagadas fuera de término y aguinaldos fraccionados.
En un intento por sostener las fuentes de empleo, la empresa trasladó a los trabajadores a la planta de Granja Tres Arroyos, pero el movimiento ha generado un impacto emocional y familiar devastador, especialmente para quienes tenían hasta 30 o 35 años de antigüedad.
Vereda destacó que el cierre de frigoríficos como Beccar tiene un efecto dominó en la economía local. “Concepción del Uruguay depende de sus frigoríficos. Cuando uno cae, cae la economía de toda la ciudad”, afirmó. La problemática no solo afecta a esta localidad, sino también a otros establecimientos de Entre Ríos y el resto del país, que enfrentan las consecuencias de la crisis en la avicultura, la caída de las exportaciones y un modelo económico que no favorece la producción.
El secretario general del sindicato de la carne fue contundente: “Si no decimos la verdad, nadie la va a decir. Las empresas explican sus problemas, pero quien termina pagando siempre es el trabajador”. Además, hizo un llamado a las autoridades y a la sociedad para priorizar la defensa de las fuentes de trabajo como una forma de proteger a las familias y la economía regional.
El sindicato reafirmó su compromiso con la lucha por mejores condiciones laborales y la preservación de los puestos de trabajo en un sector clave para la economía de Concepción del Uruguay.


