Historia de superación de un basavilbasense

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Además de pionero, Patricio Lozano fue un gran jugador de rugby profesional. Si bien en Basavilbaso esta disciplina deportiva no ha trascendido, si lo hizo él en forma personal.
Luego de varios años, con nostalgia ante los buenos y malos recuerdos y las anécdotas, Patricio habló con Periodismo Basavilbaso sobre sus vivencias en el mundo del deporte.
“Nací y me crié en un barrio muy humilde, mi querido y amado barrio Tolcachier, y con esfuerzo pude terminar la escuela e ir al colegio”, comienza relatando Patricio en retrospectiva a su infancia. “Nunca supe lo que era un viaje de egresados, nunca tuve la posibilidad de ir a una facultad, algo que me hubiese encantado”, relata Lozano quien además recuerda que a sus 5 años cruzaba un arroyo para buscar leche en lo de ‘Don Trisca’, porque no tenían dinero para comprarla. “Muchas veces fui descalzo a la escuela, fui pobre y no me avergüenzo, porque también me pasaron cosas hermosas en la vida”.
Patricio Lozano fue uno de los mejores jugadores de rugby de la provincia de Entre Ríos, deporte que lo atrapó hace ya 22 años y que, de no ser por las dolencias propias del cuerpo, seguiría practicando. De sus comienzos, Patricio recuerda que fue por invitación de un amigo que conoció este deporte: “fui y me cambió la vida”, afirma.
“Empecé sin nada, no lo voy a negar, iba a entrenar de alpargatas porque no tenía zapatillas y, mucho menos, botines. A veces, en pleno invierno, entrenaba descalzo para no romper las únicas zapatillas que tenía para ir al colegio”. Patricio no faltaba a ningún entrenamiento, con frío o lluvia, él se preparaba igual y reconoce que esa fue la manera en que el deporte le retribuyó tanto esfuerzo y sacrificio.
“Seguía la línea de mis entrenamiento tanto en lo físico y técnico y, también, contaba con el apoyo del gimnasio del famoso Negro Gamarra, el mejor sin dudas, quien me entrenaba personalmente”. Así, Patricio logró llegar a una preselección de todos los clubes de la provincia, donde había jugadores de toda la costa del Uruguay y el Paraná y él, según expresa, se sentía “como una aguja en un pajar”. No podía creer estar viviendo ese momento.
“Para mi ya estaba todo dicho: ya había llegado ahí y había ganado, pero faltaba más. Hubo una segunda preselección entre los 300 elegidos, donde quedaron sólo 60, y ahí estaba yo”, relata rememorando su experiencia entre los mejores jugadores de los mejores clubes de la provincia, con un altísimo nivel deportivo proveniente de Paraná, la cuna del rugby provincial. Pero ahí estaba el pibe del barrio Tolcachier de Basavilbaso, que entrenaba descalzo o en alpargatas, entre todos ellos.
“En mi casa no estábamos económicamente bien, yo no tenia botines y las zapatillas no eran muy buenas, pero mis compañeros de equipo me dieron todo, y es por ellos que también llegué adónde llegué. Si bien sentí cierto rechazo por ser del interior y porque nadie me conocían, eso no impidió seguir y sacar lo máximo de mi”, recuerda de su paso por el club paranaense.
Patricio llegó a estar entre los 30 jugadores que formarían parte del seleccionado de la provincia, para representarla en el torneo argentino. “Pasaron 22 años pero no me voy a cansar de decir que el rugby es el mejor deporte del mundo. Mi cuerpo no quiere mas golpes y mis hombros reclaman que los trate bien. Después de perder varias muelas y fracturarme tantas costillas, le daré a mi cuerpo paz pero el rugby siempre será parte de mi vida y de mi historia. Aportaré al deporte desde otro lado pero siempre con una Guinda en mi casa y mi corazón, inculcándole lo mismo a mi hijos”.