Querida Hidilia, madre de la Prefectura Naval Argentina, así como se apaga este primer domingo de enero, te apagaste vos.
Todo lo que escriba será redundante porque ya lo he dicho una y mil veces. Nuestra profunda amistad, el afecto y la familiaridad compartida hicieron que más que una amiga, te sienta como una madre.
Hoy es el día, ya estás junto a Julio, nuestro héroe de Malvinas. Ahora podrás preguntarle todo, cada interrogante que has manifestado a lo largo de estos 42 años.
Hoy te llora tu familia, tus amigos y vecinos, toda la Prefectura y también te lloro yo. Como una cuestión del destino, tenía ganas de verte, lo llamé al “Bocha”, tu hijo, y me dijo lo que no hubiese querido escuchar: “acaba de fallecer”. La peor noticia, no pude encontrarte para despedirme, pero no importa, lo nuestro quedará guardado para siempre.
Hidilia, que Dios te tenga en su gloria.
Jorge Kleiman
