La semana pasada el Gobierno realizó su última licitación de deuda en pesos. Enfrentaba vencimientos por $5.150 millones y colocó instrumentos por $918.489 millones. De esta manera, el Tesoro cerró el período enero-noviembre con un roll-over del 157% , 20 puntos más que en el mismo período del año pasado. El financiamiento neto fue casi 40% superior.
Por otro lado, también se lograron estirar los plazos de colocación: la Secretaría de Finanzas pasó de endeudarse a 4,1 meses durante el último trimestre de 2022 a 7,8 en 2023.
Gran parte del éxito del roll over de este año tuvo que ver con la intervención del Banco Central en los mercados secundarios. En una jugada similar a lo que ocurre con el circuito de los plazo fijo, que los bancos descargan en el Banco central por medio de las leliqs, en el caso de los bonos en pesos, luego de participar en licitaciones primarias, gran parte de los operadores vendieron sus tenencias a la entidad que todavía conduce Miguel Pesce. La duda es si la nueva gestión seguirá apalancando la deuda en pesos o si se retirará. En enero de este año los bonos del Tesoro en tenencia del BCRA representaban el 10% del activo, mientras que ahora es del 25%.
El primer test del mercado para Cottani será el próximo 20 de diciembre. Ese día, de acuerdo al cronograma fijado por la actual administración, hay una licitación de deuda. El 13 de este mes vencen intereses del BONCER (T5X4) por $90.800 millones y del BONCER (T3X5) por $7.000 millones.


