Curiosidades acerca de Ramsar Juniors. Por Carlos Elbert

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Muchos de los seguidores de Ramsar no habíamos nacido cuando fundaron el club de nuestros amores, el 3 de noviembre de 1934. En el libro homenaje “Basavilbaso, síntesis histórica”, publicado en 1987, año del centenario, se hace un análisis, probablemente incompleto, de las instituciones que nuestro pueblo fue generando, entre las que podemos hallar, a partir de la página 150, datos sumarios de nuestros clubes deportivos. Para no hacer exclusiones, digamos que el Club Atlético Basavilbaso nació en 1922, Ramsar Juniors en 1934, Defensores del Oeste en 1951, y Peñarol en 1962. Dicho esto, mi atención se concentrará en el segundo club nombrado, del cual, como está dicho, soy adherente desde mi niñez. Junto a la escuela y la estación, la sede actual de Ramsar alberga mis más fuertes recuerdos de infancia en Basavilbaso, de donde me alejé al iniciar la adolescencia.

Recuerdo que hace un par de años, al entrar al negocio ubicado en Ramírez 843, miré hacia arriba, y encontré el nombre de mi club aún visible, pintado sobre los tirantes del vetusto edificio de más de cien años. El detalle me conmovió, y no pude resistir la tentación de hacer una foto, la que acompaña esta nota. Me alegro de ello, porque en una visita más reciente comprobé que esas letras están ya casi borradas, a resultas del tiempo impiadoso que se traga todos los recuerdos.

En la síntesis del libro del Centenario y otras fuentes, hay, por lo menos, dos aspectos de Ramsar que no quedan claros: el nombre y el escudo. Del primero se dice que homenajearía “a un caballero británico nacido en la ciudad del mismo nombre”, que en su época habría sido impulsor del deporte. Pues bien, no encuentro en los mapas de Gran Bretaña ninguna localidad que se llame como el club, y lo que es más asombroso, la única así nombrada que surge de Google queda…en Irán. Por cierto, nada impide que un inglés haya nacido en Persia, pero lo que queda en sombras es dónde y cómo este personaje impulsó al deporte. Y en última instancia, me cabe la pregunta: ¿No habrán pronunciado o transcripto mal el nombre de alguien a la hora de la fundación?

El segundo tema es el escudo. Me han contado otros seguidores, que, al momento de fundarlo, fueron mayoría los hinchas de Boca y Ríver, y que para compartir honores, le dieron al escudo el formato del boquense y su franja horizontal, pero adornado con los colores de Ríver, un híbrido notable, si los hay.

De entre las muchas imágenes retenidas desde mi infancia, aparece esta: durante un partido de fútbol en la vieja cancha, en Pueblo Nuevo, me sorprendió la participación y apoyo a los jugadores que hacía el “negro” Fridman, propietario del local de la “Volcán” junto a la Biblioteca Lucienville. No me resultaba lógico que un comerciante del “centro” no fuera hincha de Atlético. Pues bien, en el acta de fundación de Ramsar figura un León Fridman, que habrá sido él mismo, o tal vez su padre, lo que podría responder a aquél interrogante de mi infancia.

Para concluir, me permito un último detalle, literalmente de color: en este momento hay grandes convulsiones políticas en Bielorrusia (capital Belarús), de donde, posiblemente, partieron hacia la Argentina muchos de los emigrados de la región eslava y judeo-askenazi que llegaron a esta zona de la Provincia. Pero, lo curioso, es comprobar que la bandera nacional de ese país tiene los colores de Atlético, mientras que la bandera de los independentistas que actualmente ocupan las

calles es, ni más ni menos, que la bandera de Ramsar. Caprichos de la historia y la geografía, que le dicen