Preocupados por la suba de casos, los especialistas advirtieron la importancia de los primeros y segundos refuerzos, claves para evitar internaciones y cuadros graves de la enfermedad
Volvió el coronavirus, aunque muchos hayan creído o sentido en su día a día que se había ido, que la pandemia por COVID-19 era un mal recuerdo y que solo se debía usar barbijos en interiores o transporte público.
El primer dato alarmante fue el que se publicó el domingo, cuando el Ministerio de Salud confirmó que en la última semana, del 8 al 15 de mayo, se registraron 47 muertes por coronavirus y 33.989 contagios, el doble de los casos de los primeros siete días de mayo: 17.646. En los últimos 14 días, los casos de personas con COVID-19 en la Argentina aumentaron el 182%.
De esta manera, los positivos aún suben sin freno y los expertos afirman que a esa cifra habría que multiplicarla por 8 o por 10, debido a que los registros oficiales no cuentan los asintomáticos que no se testean o quienes hacen los test caseros y no los registran. Con estas cifras, el total de infectados desde el inicio de la pandemia ascendió a 9.135.308, mientras que los decesos suman 128.776. Además, la cartera sanitaria indicó que, a la fecha, son 300 los internados con coronavirus en unidades de terapia intensiva (5 más que la semana anterior), con un porcentaje de ocupación de camas, tanto en el sector público como en el privado y para todas las patologías, de 41.2% en el país.
La preocupación de los expertos radica en que hay muchas personas que esperan sus dosis de refuerzo (tercera y cuarta) aún no la han recibido o no se anotaron para aplicársela. Según se desprende de las cifras publicadas en el Monitor Público de Vacunación, hay 15 millones de argentinos que recibieron la segunda dosis de la vacuna contra el Covid, pero que aún no se aplicaron la tercera.
Las vacunas están, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación. Hay 7 millones repartidas en las 24 jurisdicciones provinciales y una cantidad similar en los depósitos nacionales aún sin distribuir. Hasta el momento el país recibió 119 millones de dosis, de las cuales donó 5 millones a otros países.
Pero si alguien todavía tenía dudas sobre la suba de casos, ayer la ministra de Salud, Carla Vizzotti confirmó que el país ingresó a la cuarta ola de coronavirus. “Hoy estamos empezando una cuarta ola de COVID-19. El país se encuentra en una situación totalmente distinta gracias a cada medida que se tomó y al esfuerzo de la sociedad, de los equipos de salud y de los gobiernos, a niveles nacional, provincial y municipal, tenemos un panorama en relación a la vacunación que nos permite seguir adelante en una nueva etapa de esta pandemia”, afirmó ayer la funcionaria nacional durante una conferencia de prensa que realizó.
En la actualidad, según los últimos datos oficiales, el incremento de los contagios se encuentra impulsado por la circulación de la subvariante Ómicron BA.2 del coronavirus y por otros sublinajes -como Ómicron BA.4 y Ómicron BA.2.12.1– que se han identificado en el país recientemente. Hoy, 1 de cada 4 personas que se testea en la Argentina es diagnosticada con el COVID-19.
En 6 de las 24 jurisdicciones que conforman el país, el crecimiento de casos fue mayor: en CABA el aumento fue del 205% durante las últimas dos semanas, en Buenos Aires fue del 212%, según el análisis de datos del doctor Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham en base a los datos abiertos del Ministerio de Salud de la Nación. En tanto, en la provincia de La Pampa fue del 485%, en San Juan fue del 517%, en Catamarca se registró el 200% y en Corrientes el 276%.
Preocupación de expertos
“La pandemia no terminó. Si hoy lees el New York Times, te encontrás con el titular del avance de la pandemia. Ellos cuentan 100.000 infectados por día, pero creen tener unos 700.000, porque hay muy poco testeo, los asintomáticos no se testean y hay más testeos caseros. Esta una data que también se puede extrapolar a nuestra población. Si acá tenemos 4000 o 5000 casos diarios, hay que multiplicarlos por 8 o por 10″, explicó a Infobae el prestigioso neurólogo Conrado Estol, una voz autorizada en el análisis del coronavirus durante la pandemia.
Y agregó: “El nuevo brote no es gratis. Cuantos más infectados, hay más riesgo de que más personas terminen internadas, tengan COVID prolongado o que se generen nuevas variantes. Estas subvariantes son más contagiosas que la Ómicron que sufrimos a fin de año. La vacuna no impide el contagio. Todas son muy buenas para evitar internaciones, pero no evitan el contagio. Hay que acelerar la aplicación del primer refuerzo y el segundo refuerzo, es decir la tercera y cuarta dosis”.
Estol analizó la última información dada a conocer por la Agencia de Salud de Reino Unido y la prepaga Kaiser Permanente de Estados Unidos, que agrupa a millones de personas: el nivel de protección de la vacuna contra COVID-19 bajó al 80% con la aparición de las nuevas subvariantes de Ómicron BA.2, BA.4, BA.5 y BA.2.12. “Antes, para Delta la protección era del 95%. Ese 5% de desprotegidos se multiplicó por 4, según las últimas cifras registradas en Estados Unidos. Hay hospitalizados por COVID que tienen los 2 refuerzos aplicados. Eso significa que la vacuna hoy protege menos contra la hospitalización. Por eso hay que no solamente estar al día en cuanto a la vacunación de refuerzos, sino también seguir cuidándose”, agregó el médico.
El reconocido infectólogo Osvaldo Teglia de la Universidad Austral respondió a Infobae que las tasas de casos de COVID han estado aumentando en las últimas semanas no obstante sus hospitalizaciones se mantienen estables en el país.
“La última variante de preocupación que apareció: Ómicron, la que más circula en el mundo, ha cambiado genéticamente desde su origen en Sudáfrica en noviembre de 2021 y hoy es reagrupada en distintas subvariantes, que poseen múltiples mutaciones en sectores considerados claves para el ingreso del virus al organismo que le permiten evadir la inmunidad obtenida a través de las vacunas COVID-19 o infecciones previas, con más fuerza que versiones previas existentes del virus; inclusive que la ómicron original denominada también B.1.1.529. Las subvariantes están asociadas a una mayor transmisibilidad y evasión inmunitaria luego de la infección natural y la vacunación”, sostuvo Teglia.
Y agregó: “Estas subvariantes son consideradas altamente contagiosas ya que cualquier persona infectada por cualquiera de ellas, independientemente tenga o no síntomas, puede propagar el virus a otras personas. Los datos preliminares sugieren que las infecciones por la variante Ómicron suelen ser más leves, si bien algunas personas inmunodeprimidas o ancianas pueden enfermarse gravemente, necesitar hospitalización”.
“Las vacunas contra la COVID-19 siguen siendo altamente efectivas contra la enfermedad sintomática y, más aún, contra la enfermedad grave y los desenlaces fatales causados por la cepa original del SARS-CoV-2, así como todas las variantes. No obstante, se viene observando; con el tiempo después la vacunación; una disminución de la protección contra infecciones y síntomas leves producidos por Ómicron, particularmente si solo se poseen solo dos dosis de vacuna”, sostuvo el experto.
“Después de dos dosis de cualquiera de las vacunas COVID 19, la eficacia contra enfermedad leve producida por Ómicron disminuye progresivamente, y se observa utilidad muy limitada a partir de las 20 semanas posteriores a la segunda dosis, haciendo imprescindible el refuerzo con una tercera dosis. Esta logra aumentar efectividad a niveles aceptables luego de su aplicación. Por ello es importante que la población complete el esquema de refuerzos, particularmente en tiempos en donde comenzamos a hablar de una posible cuarta ola”, concluyó Teglia.